El alud de testimonios que en los últimos años ha sacudido a la opinión pública ha servido para empezar a tomar conciencia de que nuestra sociedad amparaba la cultura de la violencia y el acoso sexual. Desde entonces y desde muchos ámbitos se han desafiado representaciones denigrantes de la mujer, se ha hablado del deseo femenino sin dominación y se han contestado estereotipos que negaban su autonomía y su subjetividad. Y sí: por fin se llegó al ámbito del derecho.
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