España se ha colocado esta semana como el país de la zona euro con la inflación más baja. Pero este hito, que se suma al buen dato de paro y a la confirmación tanto por parte del Banco de España como por el BBVA de que se aleja el riesgo de recesión, ha pasado casi desapercibido en el fragor de la batalla política española. El día que Eurostat hizo públicos estos datos de inflación, el miércoles, la atención pública estaba centrada en otro asunto: la tensión en el Congreso por la frase de Irene Montero, que acusó al PP de “fomentar la cultura de la violación”, algo que sentó mal incluso en el PSOE.
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