Amante del crossfit, la ropa cara y los restaurantes más exclusivos, María Teresa —no ha trascendido el apellido—, apodada La Modelo por los policías que la investigaron, pasaba por una dama de la alta sociedad de Marbella (Málaga). Cliente de las tiendas de lujo de Puerto Banús, cambiaba con frecuencia de coche y tenía un teléfono encriptado. Residía en una enorme y lujosa casa donde la encontraron los agentes que, el pasado 20 de septiembre, irrumpieron en la vivienda a las seis de la mañana para detenerla. La operación puso fin a la dilatada carrera de esta colombiana de 49 años que llegó a la Costa del Sol de la mano de Michel Courtet, narcotraficante francés con el que tiene tres hijos. Desde entonces, acumuló poder en la sombra, hasta que aquella madrugada bajó con tranquilidad desde su habitación para encontrarse con los policías, que solo hallaron un kilo de cocaína decorado con el logo de Rolls Royce en el armario. A la espera de juicio, está entre rejas en la prisión de Alhaurín de la Torre, también en Málaga.
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