La oposición cuestiona la legitimidad de la acción del Gobierno, y el Gobierno acusa a la oposición de prácticas emparentadas con el golpismo. El Parlamento destroza su imagen entre tangana y tangana. El órgano de gobierno de los jueces —el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ)— lleva cuatro años con el mandato caducado y con un grupo de vocales conservadores en abierta rebelión. El Tribunal Constitucional vota con la misma disciplina que los grupos parlamentarios. ¿Quién da más en la interminable historia de la conflagración política española? Semana a semana, el debate público sigue excavando en un pozo sin fondo hasta conseguir poner de acuerdo a todos al menos en una cosa: el deterioro institucional parece imparable.
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