“Creo que yo he sido su primera víctima. Él es marroquí y yo también; no sé qué problema tiene”, asegura A. L., con la ceja y el ojo derecho cada vez más amoratado y tapado con apósitos. El joven, de apenas 20 años, narra aún casi con incredulidad su encontronazo con Yasine Kanjaa, detenido tras asesinar a machetazos al sacristán de la iglesia de La Palma de Algeciras y agredir de gravedad al sacerdote de otro templo, el de San Isidro. En el recorrido que Yasine hizo entre los templos, se topó con A. L., a quien propinó un puñetazo por detrás sin mediar palabra y sin que se conociesen, pese a que ambos eran vecinos de la misma calle, la de Ruiz Tagle. “Le vi que empuñó el machete, pero no llegó a sacarlo”, relata el vecino de Algeciras, residente en la localidad desde septiembre del año pasado.
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