Nada indica que la coalición se vaya a romper, pero sí que ha entrado en otra fase. La decisión de aumentar la tensión dialéctica con el PSOE que ha tomado Podemos, y solo Podemos —el resto del grupo, desde Yolanda Díaz a los comunes de Ada Colau, la IU de Alberto Garzón o el PCE de Enrique Santiago no avalan esa estrategia—, ha provocado una reacción muy clara de Pedro Sánchez, que se pudo ver esta semana en la primera de las cinco minigiras europeas pensadas para preparar la presidencia española de la UE, que llegará en julio: el presidente ya trabaja prácticamente como si Podemos no fuera un factor relevante del Ejecutivo.
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