El primer disparo se oyó sobre las 6.15 de la mañana. Un hombre estaba acribillando a los guardias desarmados de un centro educativo de Kabul donde cientos de jóvenes afganas preparaban su examen de acceso a la universidad. Llevaba una bomba pegada a su abdomen. A Fatima Sarwary, una estudiante de 18 años que aspiraba a matricularse en Ciencias de la Computación, no le dio tiempo a entender qué ocurría. El suicida entró enseguida en su aula, arrolló al director del centro, que intentó frenarlo, y se inmoló. Todo saltó por los aires, incluida ella, que lo único que recuerda es que despertó en un hospital.
Sé el primero en comentar en «El empeño de estudiar de cinco afganas sobrevive a las bombas»