La legislatura de la primera coalición en el Gobierno central desde la II República está dibujando un círculo. Todo vuelve. Lo hizo la ley del solo sí es sí, para mal, y lo ha hecho la ley de vivienda, para bien. Después de la subida del salario mínimo del 47%, los ERTE, los planes de ayuda, las becas, el transporte público gratuito, la reforma laboral y la de las pensiones, la ley de vivienda completa una lista de hitos de gestión progresista con los que harán campaña electoral todos: no solo el PSOE y Unidas Podemos, también ERC y Bildu, decisivos en esta norma. Estos últimos dos han exigido algo muy básico para apoyarla: poder venderla ellos en exclusiva en una rueda de prensa el pasado viernes en el Congreso, desplazando el protagonismo de los propios socios de la coalición.
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