El PSOE llevaba desde el miércoles eludiendo el problema o tratando de minimizarlo. Se le abrió un frente inesperado a las puertas de la campaña electoral del 28-M por la decisión de EH Bildu de incluir en sus listas a 44 exmilitantes de ETA, 7 de ellos con delitos de sangre, en algunas de sus 300 candidaturas para las elecciones municipales de Euskadi y Navarra. Emiliano García-Page, el barón del PSOE más crítico con el presidente del Gobierno y secretario general de los socialistas —con permiso de Javier Lambán, el presidente de Aragón— sí ha sacado la relación con EH Bildu justo en el primer mitin que mantenía con Sánchez desde septiembre. “A mí me verán siempre en una lucha contra todo tipo de privilegios, y cuando los independentistas buscan arrimar el ascua a su sardina, es decir que el resto no tengamos lo mismo, siempre levantaré la voz. Y si además han utilizado una pistola con más motivo: yo con los asesinos de ETA ni a la vuelta de la esquina”, ha afirmado en un acto en Puertollano, una localidad de fuerte arraigo obrero y tradición minera que ha apostado por el hidrógeno verde para su reconversión industrial. Días antes Lambán instó a “romper cualquier relación con Bildu” como socio parlamentario. El presidente del Gobierno no ha entrado y ha eludido hacer ninguna mención a las palabras de García-Page en la única ocasión en que coincidirán hasta la noche electoral del 28 de mayo.

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