Es difícil no conectar estas apresuradas jornadas de Sumar para conseguir confeccionar su candidatura con la propia convocatoria de elecciones de Sánchez, no menos acelerada e intempestiva. Nos desvela en parte una de las causas que podrían estar detrás de los designios del presidente al acortar al máximo los plazos posibles. La presión temporal ha reducido al mínimo las posibilidades de disenso entre el mosaico de partidos que integran el grupo de Yolanda Díaz, con lo cual se evita la dispersión del voto de izquierdas. Primer aspecto positivo. Pero, por otra parte, y este sería el segundo, destaca al PSOE como el partido maestro dentro del bloque, el único que garantiza la unidad de acción en una potencial coalición entre ellos. O sea, que, en teoría al menos, le asegura la posibilidad de crecer a costa de quienes se hayan visto frustrados ante el espectáculo de los forcejeos entre ellos; en particular el protagonizado por Podemos. Sin necesidad de declararlo, ofrece una imagen de estabilidad frente a lo que, ya antes de entrar en funcionamiento, puede aparecer como una mal amalgamada sumatoria de 15 partidos, una versión aggiornata del sistema de confluencias que, como vemos, acabó siendo la ruina del partido de Pablo Iglesias. La solidez de un partido bajo un liderazgo incuestionado ―por ahora― frente a lo que no deja de ser una promesa.
Sé el primero en comentar en «El PSOE, Sumar y el fantasma de Podemos»