“Pagar por adelantado a un tío al que no le comprarías un coche de segunda mano es un deporte de riesgo”. Así se refirió el expresident Carles Puigdemont, el pasado mes de julio, al aspirante a la reelección como jefe del Gobierno, Pedro Sánchez. La metáfora del mundo del motor revela una de las grandes falencias del incierto proceso de negociación para que el PSOE y Sumar repitan en La Moncloa: sin generar un marco de confianza previo, los independentistas ven aún más difícil pasar al resto.
Esquerra y «el café para todos»
Esquerra también cree que el precio del sí en la investidura pasa por un acuerdo sobre el conflicto político pero, a diferencia de Junts, no descarta negociar también de temas sectoriales. El más espinoso, la financiación. Su portavoz, Marta Vilalta, insiste en que Gobierno y Generalitat hablen de tú a tú, no para “eliminar la solidaridad” interterritorial, sino con el objetivo de acabar con los “agravios” que, asegura, aguantan los catalanes.
“Ya sabemos que una negociación multilateral, un café para todos, no servirá”, afirmó ayer en una entrevista a Efe. Cataluña es la tercera comunidad que más aporta pero es la décima en la liquidación.
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