Ni la constitución de la Mesa del Congreso ni la petición del Gobierno para dotar de oficialidad al catalán en las instituciones europeas. Probablemente, lo más relevante que ha pasado este jueves en la vida pública de Cataluña es que Junts se ha decidido a volver a hacer lo que se espera de un partido con representación parlamentaria: política, a secas. Los de Carles Puigdemont han optado por aparcar, siquiera momentáneamente, su faceta más activista y la comodidad de la agitación tuitera para adentrarse en el terreno resbaladizo y a menudo ingrato de la política en un Parlamento, fundamentada en el diálogo, el respeto a las diferencias del otro y, finalmente, en el pacto. Lo que parece algo de primero de Políticas no lo es tanto teniendo en cuenta que Junts lleva más de cinco años abonando la teoría que el independentismo debe “bloquear” España para conseguir la independencia de Cataluña no se sabe muy bien cómo.
Sé el primero en comentar en «Junts per Catalunya: de club de fans a partido político»