Pocas veces un funeral político contó con tanto despliegue escénico. Simpatizantes, música entusiasta, los líderes autonómicos de todo el país y un castillo del siglo XI, para insinuar ante todos ellos lo que parece evidente: la posibilidad de que Alberto Núñez Feijóo no sea investido presidente el próximo 26 y 27 de septiembre. “Mejor perder una investidura que perder España”, justificó.
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