El rey Felipe VI preside el próximo jueves la apertura del año judicial, el acto más solemne del curso político, pero que, un año más, no podrá abstraerse del estado de desesperación que describen los principales actores del Poder Judicial. Con un gobierno a la deriva y con el mandato vencido desde hace casi cinco años, el Tribunal Supremo al borde del colapso con un 25% de plazas sin cubrir y los juzgados ahogados por sobrecarga de trabajo, el Poder Judicial arrastra los pies hacia un nuevo curso en el que, si sigue la tendencia de los últimos años, ingresarán más de 6.000 nuevos casos y se resolverán otros tantos, mientras los operadores jurídicos claman por más medios humanos y materiales que oxigenen el sistema.
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