El horror de esos instantes de la madrugada del pasado domingo en los que el lodo se colaba por puertas, ventanas, pasillos, ascensores, salía por los váteres y por los sumideros, derribaba puentes y subía escaleras y calles arriba por pueblos de Madrid, Toledo, Ciudad Real y Cuenca —las provincias más afectadas—, ha quedado fosilizado esta semana en forma de barro seco y agrietado o de toneladas de fango. En forma de montañas de arena en plazas, o de amasijos de ramas, rocas, coches, vallas, hierros y árboles arrancados de cuajo. El espanto vivido ha quedado marcado en los muros y las paredes de las viviendas. Los recuerdos de esos momentos angustiosos se agolpan en la mente de los afectados por las lluvias torrenciales del pasado fin de semana, “entre 10.000 y 15.000″, según la estimación del Consorcio de Compensación de Seguros, que ya ha recibido 7.731 solicitudes de indemnización —4.455 de Toledo y 1.718 de Madrid—, y que asumirá la reparación de buena parte de los daños por deberse a “un hecho extraordinario”. La estimación del coste estimado es de “entre 80 y los 90 millones de euros”, según los cálculos del director de operaciones, Alejandro Izuzquiza.
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