El hecho de que Pedro Sánchez sea un político ágrafo —su autobiográfico Manual de resistencia fue obra de una brillante periodista en cuyo grupo parlamentario militó— es escaparate de la calidad intelectual y moral de nuestro presidente del Gobierno en funciones, que aspira a serlo de nuevo mediante el procedimiento Frankenstein: reconstruir un zombi a base de los despojos de unos cuantos incipientes cadáveres. Su ausencia de criterio le puede llevar a apoderarse de lo peor de la historia del PSOE y desdeñar lo mejor de su tradición, que es su contribución a la modernización de España, al restablecimiento democrático y a la reconciliación entre vencedores y vencidos de una espantosa guerra civil.
Sé el primero en comentar en «Felonías políticas»