Lo más sospechoso de las soluciones es que los dirigentes políticos son capaces de encontrarlas siempre que de veras quieren. No era factible la amnistía porque era inconstitucional hasta que hicieron falta los siete votos de Junts; ahora, lejos de ser imposible, “forma parte del pacto fundacional de la democracia española”, según el texto de la proposición de ley. Eso es lo primero que hay que decir sobre la amnistía: que a Pedro Sánchez le es imprescindible para formar Gobierno. De lo contrario, España estaba abocada a una gran coalición (imposible por la combinación de dos sintagmas tóxicos, “que te vote Txapote” y “derogar el sanchismo”) o a una repetición de elecciones que remite a unos versos de Bertolt Brecht: si no nos gusta el endiablado resultado del 23-J basta con “disolver al pueblo” y elegir a otro.
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