Toda política es moral, dice el clásico experto en comunicación política George Lakoff. Y a juzgar por la intervención inicial de Sánchez debe ser este, y no Maquiavelo, su autor de cabecera estos días. El candidato a la investidura se esforzó durante una hora y media en articular un discurso que describía un mundo donde se libra una batalla de visiones morales contrapuestas. La democracia está siendo amenazada a nivel planetario y frente a las fuerzas reaccionarias es imperativo levantar un muro de contención. Ese muro deberá armarse con políticas progresistas que atiendan al reclamo de seguridad ciudadana ante los retos globales. Esa es la épica que trajo el presidente este miércoles al Congreso, la columna vertebral que preparó todo el marco para el bloque de la “agenda del reencuentro”, uno más dentro de otros tantos, donde iba configurando a su vez un trasfondo de reivindicación europeísta y socialdemócrata.
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