El Bubu es ya mayor para lo que se estila en el narcotráfico del Estrecho, 48 años. Eso es toda una vida en un submundo en el vivir de prisa es la máxima. Pero es que A. M. A. C. —las siglas que se ocultan tras el apodo por el que se hizo conocido— no es un traficante cualquiera. “Es de los antiguos y auténticos narcos, de los que quedan pocos”, según lo define una fuente judicial que conoce bien sus andanzas. Mientras otros compañeros de oficio protagonizaban titulares con sus pavoneos en videoclips o sus fugas de película, él se dedicó a levantar su imperio en la sombra. Tan silente que, pese a que en el Campo de Gibraltar todos le conocían y respetaban, consiguió aparecer en muchas investigaciones policiales, pero estar detenido en pocas.
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