La muerte de dos guardias civiles arrollados por una narcolancha el viernes 9 de febrero en el puerto de Barbate ha sacudido a toda la sociedad. Incluidos a los propios narcos. “Esto no tiene ni pies ni cabeza”, le han contado al abogado Manuel Morenete algunos de los narcotraficantes que comparten ocupación y territorio con los que, subidos a la narcolancha, enfilaron mortalmente hacia la zodiac de los agentes. Como si un tráiler embistiera a una motocicleta vespino. Morenete es un penalista de Algeciras especializado en la defensa de personas acusadas por delitos relacionados con el narcotráfico. Lleva en eso más de 15 años y conoce bien ese mundo y quienes lo pueblan. Sus clientes le aseguran que no se explican lo sucedido, que es algo que evidentemente perjudica al negocio, que perjudica a todos. “La que se va a liar ahora”, le pronostican, aludiendo, seguramente, a la represión policial que se avecina. Se extrañan, sobre todo, de que los tripulantes de la narcolancha no trataban de huir de los miembros de la Guardia Civil, ni siquiera de alejarse de ellos. Simplemente se burlaban de los agentes toreando a la zodiac. “Al ver que la zodiac era muy chica, empezaron a reírse de ellos, a corretearla en el puerto”, describe el abogado. Hasta que, hartos del juego, los narcos se lanzaron a por los guardias civiles a toda potencia.
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