Quien visite la coqueta plaza de Mutriku (Gipuzkoa) encontrará en ella una estatua de Cosme Damian Txurruka, científico y marino, oriundo de Mutriku y muerto en 1805 en la batalla de Trafalgar. Este modesto monumento en la plaza de un pueblo es el reverso de la grandiosa columna dedicada a Nelson en el Trafalgar Square del centro de Londres. Pensando en la escultura de Txurruka se me ocurre que es muy vasco eso de erigir una estatua no al flamante vencedor, sino al que perdió la batalla. Los vascos siempre tendemos a ir del lado del underdog, aquel que no es favorito, el débil, el David de turno.
Sé el primero en comentar en «Utilidad de la niebla»