La campaña vasca tensa las costuras de la relación entre el PSOE y Bildu, pero nada indica que vaya a romperlas. Los últimos días han servido para que todos los partidos aprovechen el hecho de que Pello Otxandiano, candidato de EH Bildu, se niega a llamar a ETA “banda terrorista”, para intentar frenar el ascenso de este grupo en las encuestas. Y también para que el PSE despeje cualquier duda que pudiera haber de la posibilidad de que fuera a gobernar con Bildu en Euskadi. En la cúpula del PSOE y del Gobierno lo tienen claro: no gobernarán con Bildu en esta comunidad, donde siguen apostando por el pacto con el PNV, pero tampoco van a renunciar a los imprescindibles cinco escaños de Bildu en el Congreso. Una cosa es rechazar la posición de Bildu sobre ETA y su historia criminal, y otra no negociar con ellos leyes sociales como la vivienda, la subida de las pensiones, del salario mínimo, explican los socialistas en público y en privado. Y así lo apuntó de forma rotunda Pedro Sánchez eset jueves desde Bruselas.
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