Vox no aspira a ser decisivo en el País Vasco. Su líder, Santiago Abascal, admite que las expectativas del partido ultra se limitan a tener una presencia simbólica o testimonial en el Parlamento vasco: mantener el escaño con el que ya cuenta su diputada autonómica Amaia Martínez Grisaleña y, en el mejor de los casos, ampliarlo con alguno más.
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