“Nuestras contradicciones son nuestras esperanzas”. El president en funciones Pere Aragonès citó este lunes a Joan Fuster en el discurso con que puso punto final a su carrera en la primera línea de la política. Las palabras del escritor valenciano le sirvieron al republicano para asumir de manera personal la debacle electoral del domingo y al mismo tiempo reivindicarse. Cree, pese a las turbulencias de la legislatura en minoría, que la historia juzgará mejor su legado que las urnas. La frase también le encaja a un Carles Puigdemont, líder de Junts, aferrado a la idea de que un paradójico pacto entre independentistas —que ya no suman mayoría absoluta— le dé lo que las urnas le negaron. Los socialistas, grandes ganadores en Cataluña y cuyo concurso sería necesario para que Puigdemont sea presidente, descartaron rápidamente esta operación nada más conocerla.
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