La duda estuvo flotando en el ambiente hasta que, al final, José María González Kichi se animó a salir al balcón del Ayuntamiento de Cádiz a saludar aquel 15 de junio de 2019. Camisa blanca y bastón de mando en mano, el alcalde volvió a ofrecer su revalidado mandato a la ciudadanía congregada en la plaza, en una puesta en escena casi calcada a la de 2015. González había arrasado en las urnas —se quedó a un edil de la mayoría absoluta— pero, a diferencia de aquella primera toma de posesión en olor de multitudes, apenas había unas 300 personas esperándole. Casi tres años después de ese momento y siete desde que llegó a la Alcaldía, Kichi ha tenido tiempo —con mayor o menor fortuna— de poner en práctica aquel modelo de Cádiz social, verde y de derechos que decía pretender. Aunque la incógnita de si se postulará a volver a asomarse a ese balcón o si, de hacerlo, conseguiría los apoyos suficientes con holgura para alzar el codiciado bastón está más abierta que nunca.
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