Tenía ya redactada mi columna, sin duda contra corriente. Proponía yo que ante el callejón sin salida de unas vallas franqueables en Ceuta y Melilla, el juego táctico de Marruecos y la posibilidad de nuevas e inadmisibles matanzas (y nuevos asaltos), la única salida a corto plazo consistía en sellar las vallas con medios técnicos que no dañasen a los migrantes, pero sí impidieran la escalada. Asistencia a las pateras, sí; tolerancia ante el asalto, no.
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