La última vez que fui a la sede del PSOE en la calle de Ferraz de Madrid (voy poco, si no diría “la última vez que fui a Ferraz”) fue hace seis años, cuando se le montó un comité federal a Pedro Sánchez para echarlo de la secretaría general. Fueron aquellos días en los que apareció una peatona, se hizo rodear de cámaras, dijo que en esos momentos ella era la máxima autoridad del PSOE y, fíjense cómo estaba el PSOE, era verdad. Aquello parecía una reunión de los Trinitarios. Seis años después, con menos policía y menos cámaras, y sin peatones que griten las verdades del barquero, el ambiente es otro. Incluso afloja el calor. La Policía controla el tramo de acera de la sede, pero basta que digas que eres periodista para que te deje pasar, no hay que enseñar nada. Y como en España todo el mundo tiene un periodista y un seleccionador nacional dentro, el tráfico de gente apenas se interrumpe.
Sé el primero en comentar en «Sánchez, camisa blanca de su esperanza»