La indignación y el shock inicial ha dejado paso a una estrategia pausada. El Gobierno ya está digiriendo el duro golpe que le propinó el jueves el Tribunal Supremo, que condenó al fiscal general, Álvaro García Ortiz, y ahora se prepara para reaccionar con contundencia pero sin aspavientos. Este domingo Pedro Sánchez tendrá su primera respuesta directa, en Johannesburgo, en la rueda de prensa final tras el G20. Pero el principal movimiento no será declarar una guerra abierta con declaraciones, sino una jugada más de fondo: nombrar rápidamente un nuevo fiscal general indiscutiblemente progresista, con prestigio en la carrera, alguien que sea visto como un gesto de autoridad.
Sé el primero en comentar en «Un golpe en la mesa en forma de nuevo fiscal también netamente progresista»