Que la Ertzaintza y ahora los Mossos publiquen el “origen” de los detenidos en sus estadísticas es sin duda un gran avance contra la delincuencia. Los criminales son como el vino, el aceite o el embutido, y no es lo mismo un asesino de Jabugo o de Rioja, con su denominación de origen protegida, que uno de marca blanca que te puedes encontrar en cualquier supermercado. Hay que distinguir entre criminales y criminales, que se note la diferencia entre una casa desvalijada por un extranjero y otra asaltada por un vasco de ocho apellidos. No te roba igual uno que otro: el extranjero lleva la marca de Caín en la sangre, mientras el español, sobre todo si es católico, tendrá sus razones. ¿Quién no está predispuesto a perdonar a un compatriota? Entre españoles las cosas se arreglan con unas copas de coñac en el bar, y tan amigos. Pero si el asaltante es extranjero no hay nada que hacer. Por ejemplo, si es musulmán, no le puedes invitar a jamón, y así no hay quien se reconcilie.
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