En el PP, como en el PSOE, hay distintos perfiles y discursos. Conviven, dentro de las siglas, diferentes tonalidades del mismo color. “No dicen lo mismo Emilio García Page [presidente de Castilla-La Mancha] que Pedro Sánchez”, recuerda un presidente autonómico popular, igual que no sonaban igual Alberto Núñez Feijóo e Isabel Díaz Ayuso. “Siempre ha habido matices”, añade. En el PP, además, existe una vieja pugna entre los ideólogos, menos transigentes, más preocupados por proteger dogmas y esencias, y los gestores o técnicos, menos rígidos, más pragmáticos. Las primeras y últimas primarias que celebró la formación política, en julio de 2018, se presentaron en esos términos: ideólogos (Pablo Casado) contra gestores (Soraya Sáenz de Santamaría), a los que el primer bando llamaba, despectivamente, “tecnócratas”. La abrupta salida de Casado, que inauguró su liderazgo anunciando “la vuelta del PP verdadero”, y el desembarco del equipo de Alberto Núñez Feijóo en la sede de Génova suponían el regreso de los gestores al poder orgánico y por tanto, al diseño de la estrategia de comunicación del partido, desplazando al ala más rigurosa. Pero acaban de dar un giro, retomando el tono duro de etapas anteriores y aproximándose al discurso de la presidenta madrileña. Dirigentes populares de distintos ámbitos explican a EL PAÍS los motivos.
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