1. Parafernalia monárquica e hipocresía católica ocuparon el martes la escena pública española, como si de pronto una nube de realidad paralela se desplazara por encima de la piel de toro. Dos de las instituciones más atávicas de este país, la Monarquía y la Iglesia, dos de los poderes que más han marcado las aventuras y desventuras de los españoles, ocuparon redes y pantallas en un ejercicio de despiste, de negación de las cosas que pasan.
Sé el primero en comentar en «El martes de la España eterna»