Se acabaron las burbujas verbales. Punto final a los textos y relatos construidos con palabras vacías, leyendas, tergiversaciones y embustes, compañeros durante más de una década y hasta ayer mismo del proyecto de secesión catalana. Lo que empezó con una exhibición de fuegos de artificio verbales y transcurrió como un río de verbosidad, incluso en imitación de los procedimientos legales, solo podía despedirse con el canto del cisne de una explosión narrativa, mayormente historicista y victimizadora, en forma de acuerdo de investidura entre Junts y el PSOE.
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