El conato de acoso y derribo al Gobierno legítimo de este otoño de 2023 guarda intenso parecido —en dosis concentrada— con lo que apunta como su inverso, la tentativa de revertir ilegalmente el orden constitucional por el procés independentista catalán (el golpe triangular: leyes de desconexión / referéndum / declaración unilateral de independencia). Hay esas diferencias de grado, claro. Y otras: la duración. Mientras el procés se desarrolló entre 2012 y 2017, con prórroga al menos hasta 2019, el intento de abortar la investidura de Pedro Sánchez y derribar al Gobierno lleva menos tiempo. En su fase callejera más intensa, desde el pasado 3 de noviembre.
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