El pequeño pueblo de Otxandio, un municipio de 1.300 habitantes gobernado por EH Bildu en el corazón de Bizkaia, tiene una plaza con un frontón, una iglesia del siglo XVI, un ayuntamiento barroco con el escudo de Castilla en la fachada y dos santuarios separados el uno del otro por un puñado de metros. En el primero, en la plaza Andikona, están escritos en hierro los nombres de los 64 vecinos, entre ellos varios niños, víctimas del primer bombardeo sobre población civil en el mundo. Aunque Gernika es el más conocido, el de Otxandio se produjo antes: cuatro días después del golpe de Estado de Franco, el 22 de julio de 1936, durante media hora los aviones dejaron caer las bombas sobre el pueblo. El segundo ‘santuario’, detrás del ayuntamiento, es un homenaje a ETA que incluye un mural con el mapa del País Vasco y las fotografías de 225 hombres y mujeres “presos o prófugos”.
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