A Issa y Bashir les pilló el estallido de la guerra cuando jugaban en las calles de tierra de su pueblo, en la región sudanesa de Darfur. En medio de toda aquella violencia, los dos niños se fueron haciendo mayores sin importarles demasiado que sus tribus estuvieran enfrentadas. Nunca dejaron de apoyarse el uno al otro. Ambos fueron a Jartum, la capital del país, para estudiar en la universidad. A Issa no le fue mal y hoy hace sus pequeños negocios en el mercado árabe de esta ciudad; para Bashir las cosas se complicaron y decidió marchar: tras un duro periplo de dos años que le llevó por Chad, Libia, Argelia y Marruecos, el pasado 24 de junio saltó la valla de Melilla y burló a la muerte. Decenas de sudaneses murieron en el intento. Esta es la historia de dos amigos a quienes ni la guerra ni la distancia lograron separar.
Sé el primero en comentar en «La amistad de Issa y Bashir cruza la valla de Melilla»