El futuro del espacio a la izquierda del PSOE sigue en el aire. A ocho días de que termine el plazo para el registro de coaliciones que concurrirán a las elecciones generales del 23 de julio, los ministros despejan sus agendas y el equipo de Sumar blinda unas negociaciones especialmente delicadas. El encaje del puzle es complejo. Yolanda Díaz deberá construir en tiempo récord un acuerdo que concilie los intereses de en torno a una quincena de partidos cuyo entendimiento es imprescindible, al menos, para salir a dar la batalla. Nada está hecho y cada día que pasa, los actores van poniendo en negro sobre blanco sus exigencias. El último en hacerlo de forma más o menos pública fue Compromís, que a última hora del martes pedía liderar una papeleta en la Comunidad Valenciana para la que fuentes del partido exigen también una marca propia y, a priori, sin gran presencia de Podemos. Las condiciones han indignado este miércoles a la cúpula de la formación. El exvicepresidente Pablo Iglesias, una figura aún con una enorme influencia sobre la ejecutiva, trasladó en TV3 la presión a Díaz: “La responsabilidad que tiene el líder es el 90%”.

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