El Partido Popular se halla en una encrucijada de difícil solución. El atajo trumpista que eligió como estrategia para alcanzar La Moncloa no ha funcionado. La deslegitimación del rival, la mentira como herramienta y forzar las funciones del Poder Judicial lo han situado a pocos escaños de su objetivo, una distancia insalvable si tenemos en cuenta que su alianza con Vox lo imposibilita para negociar con casi ningún otro grupo de la Cámara. Normalizar a la ultraderecha es una operación arriesgada en términos democráticos, ruinosa si además pierdes tu condición de eje de la política española.
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