Todo está en el aire. El cambio de color, nombre, programa e, incluso, la continuidad de Inés Arrimadas como presidenta. Cualquier propuesta de los afiliados va a ser analizada por la comisión que trabaja en la refundación de un partido que por ahora se sigue llamando Ciudadanos. La principal premisa es mantener a flote una formación que ocupe el espacio liberal. En en el pasado, Unión, Progreso y Democracia (UPyD) y Centro Democrático y Social (CDS) también lo intentaron. Desaparecieron sin éxito. Hace poco más de un mes, Cs presentó al G-8: los ocho componentes del equipo encargado de pilotar el proceso de renovación. Y la maquinaria no se ha detenido durante este verano. Desde mediados de julio hasta ahora se han celebrado dos reuniones presenciales con cargos orgánicos y una telemática con 500 de los 2.000 simpatizantes inscritos en el proceso de escucha. Los afiliados son ahora los protagonistas de un proceso que culminará en enero con un cónclave donde se refrendarán las propuestas de cambio.
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